(Varsovia, 7 de noviembre de 1867 – Passy, 4 de julio de 1934)
“Sería bueno sentir menos curiosidad por las personas y más por las ideas.”
Pionera en el campo de la radiactividad, fue la primera mujer en conseguir un Nobel y la primera persona en recibir dos en distintas categorías (Física y Química). Junto a su marido, Pierre Curie, descubrió el polonio y el radio. Aún así, también sufrió el efecto Matilda, ya que el primer Nobel le había sido otorgado solo a Pierre, que se plantó ante la Academia y dijo que o se lo daban a ambos o a nadie.
En 1906, tras la muerte de su marido, asumió su cátedra en la Sorbona, convirtiéndose en la primera conferencista y profesora allí. Sin embargo, en 1911 se le negó un asiento en la Academia de Ciencias de Francia por ser mujer, extranjera, viuda y tener una relación con un hombre casado.
Despertando la pasión por la ciencia
Maria Salomea Skłodowska-Curie nació en Varsovia en 1867, en el seno de una familia que había perdido sus posesiones durante las sublevaciones nacionalistas polacas. Esto hizo que tuviera una infancia dura y con muchas restricciones. Su padre, Władysław Skłodowski, que era profesor de matemáticas y física, transmitió su pasión por estas disciplinas a Maria.
En aquella época, a las mujeres no se les permitía matricularse en educación superior, así que, junto con su hermana, ingresó en la clandestina «universidad flotante», una institución patriótica polaca que admitía mujeres estudiantes. A finales de 1891, se fue a París a proseguir con sus estudios de Física, Química y Matemáticas, esta vez en la Sorbona, donde entre los 776 estudiantes de la Facultad de Ciencias, solo había 27 mujeres. Estudiaba durante el día y daba clases por la noche, a cambio de muy poco dinero y subsistiendo con té, pan y mantequilla.
En 1893 recibió su licenciatura en Física y comenzó a trabajar en un laboratorio industrial, pero continuando sus estudios en la Universidad de París, donde obtuvo un segundo título en 1894. Ese mismo año conoció a Pierre Curie. El amor que ambos sentían por la ciencia unió sus vidas, contrayendo matrimonio solo un año después. En su boda usó su atuendo de laboratorio azul marino, en lugar de un vestido de novia blanco.
Sería una cosa preciosa, una cosa que no me atrevería a esperar, si pudiéramos pasar nuestra vida cerca unos de otros, hipnotizados por nuestros sueños: tu sueño patriótico, nuestro sueño humanitario y nuestro sueño científico.
Carta de Pierre Curie a Maria Skłodowska.
La radiactividad
Su siguiente reto era obtener el doctorado, así que inició investigaciones sobre las sustancias radiactivas. Los Curie no tenían laboratorio propio y la mayor parte de sus trabajos los llevaban a cabo en un cobertizo mal ventilado y permeable. Aún no eran conscientes de los efectos nocivos de la exposición continua a la radiación en su trabajo con este tipo de materiales sin ninguna protección.
En julio de 1898, el matrimonio anunciaba la existencia de un elemento al que llamaron polonio, en honor a la patria de Marie Skłodowska. Meses más tarde, el 26 de diciembre de ese mismo año, publicaron la existencia de un segundo elemento, al que llamaron radio, derivado de un vocablo latino que significa rayo. En la investigación se acuñó la palabra radiactividad.
En 1902, obtuvieron el primer gramo de radio tras procesar 8 toneladas del mineral conocido como pechblenda. En 1910, consiguieron aislar el radio en su estado puro y descubrieron que cuando el ser humano se expone al radio, las células enfermas y formadoras de tumores son destruidas más rápido que las sanas.
El 25 de junio de 1903, Marie Curie defendió su tesis doctoral dirigida por Becquerel, obteniendo la mención cum laude. Ese mes, los Curie fueron invitados por la Real Institución de Gran Bretaña a dar un discurso sobre la radiactividad, pero a ella le impidieron hablar por ser mujer y solo pudo hacerlo Pierre.
El radio se convirtió en un negocio muy rentable, pero como los Curie no habían patentado su descubrimiento, apenas obtuvieron beneficio económico. Esta decisión inusual pero intencionada, permitió a la comunidad científica investigarlo sin obstáculos. Además, comenzaron a padecer los primeros problemas de salud debido a la exposición continuada a la radiactividad.
Los Premios Nobel
En 1903, recibió el Nobel de Física junto a su marido y Henri Becquerel, convirtiéndose así en la primera mujer en ser galardonada. Pero no fue fácil, ya que, al principio, el comité seleccionador le había negado el reconocimiento. Uno de los miembros de la Academia, el matemático Magnus Gösta Mittag-Leffler, avisó a Pierre de la situación y este dijo que rechazaría el premio si no se reconocía también el trabajo de Marie. En respuesta al reclamo, la incluyeron en la nominación.
El 19 de abril de 1906, Pierre murió en un accidente en París. Mientras caminaba bajo la intensa lluvia, fue golpeado por un carruaje tirado por caballos y cayó bajo las ruedas, lo que le produjo una fractura mortal en el cráneo. En los años siguientes, Marie sufrió depresión.
El 13 de mayo de 1906, el Departamento de Física de la Universidad de París decidió ofrecerle el puesto que había sido creado para su esposo. Lo aceptó con la esperanza de crear un laboratorio de categoría mundial como un homenaje a su marido. Fue la primera mujer en ocupar el puesto de profesora en la Sorbona y la primera directora de un laboratorio de esa institución. Pronunció la conferencia inaugural ante un salón abarrotado de estudiantes y curiosos.
Sin embargo, en 1911 se le negó un asiento en la Academia de Ciencias de Francia por ser mujer, extranjera, atea, viuda y tener una relación con un hombre casado. Y es que se vio envuelta en un escándalo periodístico porque la prensa reveló que, después de la muerte de su marido, había tenido un breve romance con el físico Paul Langevin, antiguo estudiante de Pierre, que estaba casado. Los tabloides de la época la tachaban de ser una «rompehogares judía extranjera». Cuando se desató el escándalo, estaba en una conferencia en Bélgica. A su regreso, se encontró con una muchedumbre enfurecida frente a su hogar y tuvo que refugiarse, con sus hijas, en casa de una amiga.
Más de medio siglo después, en 1962, Marguerite Perey, descubridora del francio, fue la primera mujer elegida como miembro de la Academia de Ciencias de Francia. En el primer día de laboratorio de Perey, una señora muy amable se acercó a ella. Marguerite pensó que era la secretaria, pero se trataba de nada más y nada menos que Marie Curie.
En 1911, fue galardonada con el segundo Premio Nobel de Química en solitario, convirtiéndose en la primera persona en recibir dos en distintas categorías (Física y Química). Este premio fue «en reconocimiento por sus servicios en el avance de la química por el descubrimiento de los elementos radio y polonio, el aislamiento del radio y el estudio de la naturaleza y compuestos de este elemento». Pero tampoco estuvo libre de la polémica puesto que la Real Academia de las Ciencias de Suecia le escribió para persuadirla de que no fuera a Estocolmo a recibirlo porque una “adúltera no podía estrechar la mano del rey sueco”. A lo que Marie respondió: “El premio ha sido otorgado por el descubrimiento del radio y el polonio. Creo que no hay conexión entre mi trabajo científico y los hechos de la vida privada. No puedo aceptar que la apreciación del valor del trabajo científico debe estar influenciado por la difamación y las calumnias relativas a la vida privada”.
Años más tarde, el curio, una unidad de radiactividad, fue nombrado en honor a ella y su marido (aunque la comisión que decidió el nombre nunca declaró claramente si lo hicieron honrando a Pierre, Marie o ambos).
Primera Guerra Mundial
Durante el conflicto bélico, los hospitales de campaña carecían de personal experimentado y máquinas de rayos X apropiadas, así que inventó unidades móviles de radiología, a las que llamó «ambulancias radiológicas» (aunque todo el mundo las conocía como las petit Curie), para ayudar a los cirujanos del campo de batalla, salvando miles de vidas en el frente.
Asistida desde el principio por su hija Irène, que en ese momento tenía 18 años, y un médico militar, dirigió la instalación de veinte unidades móviles de radiografía y otras doscientas unidades radiológicas en los hospitales provisionales. Más tarde, comenzó a instruir a otras mujeres como ayudantes. En julio de 1916, fue una de las primeras mujeres en obtener un carné de conducir para manejar personalmente las unidades móviles de rayos X.
Su legado
Falleció el 4 de julio de 1934 a causa de una anemia aplásica, probablemente contraída por la exposición prolongada a la radiación, de cuyos efectos poco se sabía en aquella época. De hecho, era muy frecuente que llevara tubos de ensayo con isótopos radiactivos en los bolsillos. Debido a esto, sus trabajos se guardan, aún hoy, en cajas forradas con plomo.
En 1995 sus restos fueron trasladados, junto con los de Pierre, al Panteón de París. Allí su tumba está también forrada con plomo como protección contra la radiación. Albert Einstein, muy amigo de nuestra heroína, comentó que probablemente Marie Curie fue «la única científica que no se corrompió por la fama». Sus grandes aportaciones científicas continúan salvando vidas.
Historia redactada por Lorena Fernández, coautora de Nobel Run.
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